“¡Queremos justicia! No puede ser que mi hermano haya muerto de esa forma; él no se merecía esto”, le dijo a LA GACETA Jorge Sánchez durante el velorio de su hermano el subcomisario Ramón Sánchez (44 años), asesinado el pasado martes. En una multitudinaria ceremonia, vecinos, familiares, compañeros de trabajo, miembros de la fuerza policial y demás allegados se acercaron al domicilio materno para despedir a Ramón y cortejarlo hacia el cementerio.
La familia de Ramón, en medio del duelo que están atravesando, manifestó su dolor y el descontento que sienten con la Justicia. Afirmaron que es el poder judicial el responsable de que Ramón haya sido asesinado. “No entiendo por qué liberaron a ese tipo a pesar del prontuario y todos los antecedentes que tenía, si hubiesen hecho las cosas bien y este tipo no salía a la calle hoy mi hermano estaría con nosotros”, dijo entre llantos María Sánchez, una de las hermanas de Ramón.
Edgar David Villafañe (21), el acusado del crimen, en febrero había sido condenado a una pena de tres años de prisión condicional por haber intentado acabar con la vida de otro policía mientras realizaba un procedimiento en el barrio Las Piedritas, y mediante un acuerdo de juicio abreviado, quedó en libertad el 17 de febrero. “No es justo que estos delincuentes anden en la calle y que le hagan daño a la gente laburadora. Parece que tiene más derechos un delincuente que una persona civil; por una puerta entran y por la otra salen. Si mi hermano lo hubiese matado para defenderse sería todo distinto, lo habrían acusado de gatillo fácil y lo habrían corrido del trabajo”, manifestó Jorge.
María se refirió a los peligros a los que están expuestos los policías durante su labor. “Salen a trabajar y no saben si van a volver con vida por todos los delincuentes que tendrían que estar presos y ponen en libertad. Tiene que haber un cambio en la Justicia; que no se vendan los jueces; que las leyes se cumplan; si les dan perpetua que no salgan de acá a un año o dos meses; que hagan bien los procedimientos porque si no van a seguir pasando cosas como estas; hoy fue mi hermano, mañana va a ser otro y esas basuras van a seguir afuera”.
Jorge y sus hermanos están seguros de que Ramón fue asesinado por ser policía. “Le disparó porque se dio cuenta de que era policía, si no hoy estaría vivo. Siempre hubo delitos por esa zona, que los asaltan y les quitan las motos, pero como vio que era un uniformado sabía que tenía su arma encima y que si se componía del golpe él se iba a defender; entonces le disparó para matarlo”, explicó.
Cortejo fúnebre
El velorio de Ramón se llevó a cabo en el domicilio de su madre, Mirtha, ubicado a unos metros de la comisaría de El Bracho. Durante la tarde del miércoles y la mañana del jueves se acercaron diversos familiares, allegados y miembros de la Policía para despedir al subcomisario y dar sus condolencias a la familia. Ayer, pasadas las 10 de la mañana, se presentaron al lugar diez camionetas de la Policía y 12 efectivos de la división de la Patrulla Motorizada para homenajear al difunto. Formados en fila a lo largo de la calle, encendieron sus sirenas y bocinas durante unos minutos y escoltaron el cajón por la ruta 321 hacia el cementerio.
“Era un compañero de fierro, buena persona, súper responsable y apasionada por lo que hacía”, lo recordó Beto, compañero de trabajo durante seis años. Todos coincidieron en algo: Ramón amaba ser parte de la Patrulla Motorizada. “Estuvo 12 años allí, desde que entró; era un loco de la moto. Realmente jamás vi a una persona que tuviera tanta vocación como él”, contó María.
Sánchez había sido transferido hace una semana para la comisaría de San Andrés, a consecuencia de un reacomodo del personal policial. “Él quería volver cuanto antes a la motorizada pero igual estaba contento en el nuevo puesto. Hace unos días me había dicho que estaba entusiasmado por saber si tendría que escoltar al Presidente en el acto del 9 de Julio; ya tenía hasta los borcegos preparados, y hoy (por ayer) tendría que haber sido su primera guardia en el nuevo puesto; pero desgraciadamente pasó esta tragedia”, dijo Jorge entre lágrimas.
Al mediodía, el cuerpo de Ramón Sánchez fue trasladado hacia el cementerio del Cevilar, escoltado por una larga fila de vehículos que tenían sus balizas encendidas. Una vez allí, un sacerdote dio la bendición final, y tras la conmovida despedida de sus hermanos el cajón fue sepultado.
“Fue un ejemplo”: era el mayor de seis hermanos y fue el sostén de la familia
Mirtha, la madre de Ramón Sánchez, en diálogo con LA GACETA, recordó a su hijo y a su historia de vida. Sánchez era el mayor de seis hermanos; su padre falleció cuando era un adolescente de 16 años, y por esa causa, junto a su madre tuvieron que ponerse la familia al hombro. “Me acuerdo que un día me sentó y me dijo que iba a empezar a trabajar para poder ayudar en la economía de la casa. Y así fue; con 16 tuvo su primer trabajo en una guardería del centro; estuvo muchos años allí hasta que entró a la Policía”. 20 años después, Ramón se convirtió en el padre de Guillermina, quien actualmente tiene 8 años, fruto de la relación con su ex pareja, Eliana. A pesar de que su carrera en la Policía comenzó hace 13 años, su familia contó que su sueño siempre fue ser oficial. “Desde chiquito nos decía que quería ser policía; una vez que entró su objetivo era ascender lo más que pudiera”, dijo Mirtha. “Era muy dedicado a su trabajo, le encantaba y luchó por ese lugar. Se presentó varios años a dar el examen hasta que logró ingresar. Fue un ejemplo para nosotros”, contó Jorge.